RESPUESTA PARA UNA CARTA DESCONOCIDA

Artículo que realicé para MUSICOMANÍA - Boletín informativo de la Banda de la Escuela de Música de Bullas - y que aparece en el Nº 26 (del 16 de Febrero al 1 de Marzo de 2005)

De la correspondencia anónima que he recibido durante algún tiempo, voy a dar respuesta a una de las cartas (mejor, breves notas) para aclarar algunas cuestiones:

Estimado componente de la Banda de la Escuela de Música:
No puedo decir tu nombre porque no me lo has remitido. No sé si eres hombre o mujer. No sé ni siquiera el instrumento que tocas, incluso podrías ser alguien totalmente ajeno a la Banda, pero por los temas que apuntas, eso sí muy superficialmente, pareces ser miembro de la misma. También podría ser que ya no estés. ¡Vaya por Dios! Con lo fácil que era poner un nombre. Pero claro, lo difícil era dar la cara. Me vas a permitir encabezar estas líneas, que van a llegar justo al final de la página 9 pero que podrían ir mucho más allá, (esto ya se va quedando pequeño) con las palabras que el compositor, pianista, organista, profesor y director alemán Max Reger (1873 - 1916) escribió a un crítico: “Estoy sentado en la habitación más pequeña de mi casa. Tengo su crítica delante. De aquí a un momento, la tendré detrás”.
Evidentemente se encontraba en el retrete. Yo también podría haber hecho lo mismo porque con el tono que me escribes bien puedo deducir que no te caigo demasiado bien. En primer lugar, ¡Caray! haces unos comentarios sobre el Director del Conservatorio de Caravaca (por cierto, tienes que mejorar un poco la letra porque en vez de Torrecillas parece que pones Torrebruno o algo parecido) que, no es por nada, ya no sé si lo de la “mierda” de Director se dirige a él o se dirige a mí. Estarás de acuerdo, por lo menos, en que los apellidos no se ajustan: si el mío es Caballero, el suyo tendría que ser Torreones, como mínimo. Dices que no caigo muy bien a casi nadie. Pues a él me parece que también le pasa lo mismo. También dices que has oído por ahí algunos rumores sobre que yo no quería cambiar un ensayo o algo así. ¿Acaso tú me has preguntado? ¿Te has informado convenientemente para hacer tales declaraciones? Claro, era mejor dejarse arrastrar por la corriente. Cuando el río suena, agua tiene que llevar. Pero olvidas que estamos en Murcia y el agua es un bien que escasea. Lo que sí abundan (y eso es lo que suena) son los vertidos contaminantes. También haces, entre otras, unas observaciones sobre las diferentes opiniones y sobre la autoridad. En este sentido voy a dejar que te conteste Fernando Savater (no te confundas con Fernando Cortés) que es Catedrático de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid: “...En vez de ser consideradas propuestas imprecisas, limitadas por la insuficiencia de conocimientos o el apresuramiento, las opiniones se convierten en expresión irrebatible de la personalidad del sujeto. Por no hablar del derecho a tener su opinión propia, que no es el de pensar por sí mismo y someter a confrontación razonada lo pensado si no el de mantener la propia creencia sin que nadie interfiera con molestias objeciones. Pero lo absolutamente respetable son las personas, no sus opiniones, y que el derecho a la propia opinión consiste en que ésta sea escuchada y discutida, no en que se la vea pasar sin tocarla como si fuera sagrada. // Se trata, como suele decirse, de una crisis de autoridad en las familias. Se oyen cada vez más críticas a las instituciones por su falta de autoridad y se reclama histéricamente mano dura. Pero en su esencia, la autoridad no consiste en mandar: etimológicamente la palabra proviene de un verbo latino que significa algo así como ayudar a crecer...”. Debo decir que me siento cada vez más respetado y más querido, y espero serlo todavía más en el futuro, pese a los tiempos tan difíciles que corren para los maestros. Pero prefiero que te digan que tienes poca o ninguna autoridad a que te digan que no tienes ni educación ni vergüenza. Un saludo.

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